“Declaro guerra a muerte a la corrupción administrativa”
El Libertador fue un hombre enfrentado permanentemente contra la inmoralidad de los dirigentes y administradores de la República. Llegó incluso a decretar hasta su muerte y mandaba que en los periódicos se dijera la verdad y se denunciara abiertamente a los ladrones del Tesoro Público. Bolívar no distinguía en cuanto al monto de la suma. Afirmando que “la clemencia con los criminales es un ataque a la virtud….” “Se esforzó como nadie en consolidar un régimen de derecho, y su más caro sueño era una República donde la constitución y las leyes dieran, la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política….” Trató, ante todo, que los cargos del Estado, desde los más altos hasta los más pequeños, recayeran en gente ilustrada, serena y honesta, porque “hombres virtuosos, hombres patriotas, hombres ilustrados constituyen las Repúblicas”.
Estimados camaradas. Hoy nuevamente siento profundo dolor al leer en las páginas de algunos diarios del país, sobre hechos de corrupción cometidos por algunos funcionarios que ocupan altos y medianos cargos dentro de la revolución. Pareciera ser que muchos de ellos, están dentro del proceso para llegar a las instancias del poder público y solucionar sus problemas económicos, rasguñando como se dice en el argot popular, de todo cuanto pueda encontrar en las arcas para enriquecerse, y luego “adiós a la revolución”.
La corrupción una de las grandes tragedias a que están sometidas las naciones. La venezolana no es una excepción. El corrupto no es otro que aquel que usando su posición de poder utiliza los recursos del estado en beneficio propio o de otros. Los venezolanos hemos visto ya por décadas como su incremento es constante y cada vez abarca más sectores de la sociedad. Es una conducta humana que se separa de valores fundamentales como la ética, la moral, el imperio de la ley y la virtud ciudadana. Es un hecho de la más alta significación política y económica que debemos afrontar en conjunto. No es una lucha exclusiva de los gobiernos, sino de la sociedad en su conjunto. La corrupción crece y desde ya hace muchos años penetra nuestros valores sin lealtad, sin hacer distinción de clase, sin ética y mermando la capacidad desde el estado para combatirla en su justa dimensión.
La corrupción no es solo una cuestión de dinero mal habido, sino que ella incluye actos tan aparentemente nocivos como la aceptación de un cargo público, sin preparación para ejercerlo, hasta el soborno mismo a la autoridad sea esta de cualquier nivel. El que corrompe una vez corromperá muchas veces. El que soborna una vez, sobornara hasta el infinito. Por supuesto, la corrupción no es exclusividad de unas pocas naciones. No hay conglomeración humana en la que este fenómeno no exista. La diferencia es que puede haber mayores niveles en algunos países más que en otros. Hay mas espacio para y facilidad en aquellos países con deteriorados valores y con poca avaricia, el deseo sin límite de lucro y alcanzar riqueza no producida honestamente deshumanizan a los individuos y los tiende en la trampa de la corrupción en cualquiera de sus formas o facetas.
Ejercer la función pública con honestidad y capacidad tiene que ser un imperativo de quienes asumen las distintas instancias de la administración del gobierno y del estado. Desarrollar cuantos mecanismos sean necesarios para contribuir a frenar y castigar a quienes utilizan los dineros y recursos del estado para su beneficio propio tiene que ser un propósito tanto de los mismos gobiernos como de la sociedad civil. Que triste es una nación cuando la falta de transparencia en el manejo del estado y sus recursos está a flor de piel.
Los hechos de corrupción no son solo por acción sino también por omisión. Incluye tanto a los gobiernos como al sector privado. La legislación internacional nos recuerda que entendemos por “actos corruptos” el requerimiento o la aceptación, directa o indirectamente, por un funcionario público o una persona que ejerza funciones públicas, de cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o ventajas para sí mismo o para otra persona o entidad a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en el ejercicio de sus funciones públicas; El aprovechamiento doloso u ocultación de bienes provenientes de cualesquiera de los actos a los que se refiere el presente artículo; La participación como autor, co-autor, instigador, cómplice, encubridor o en cualquier otra forma en la comisión, tentativa de comisión, asociación o confabulación para la comisión de cualquiera de los actos a los que se refiere el presente artículo.”(**)
También es un acto de corrupción la aceptación de cargos públicos para los cuales no se está debidamente preparado. No importa en cual área o sector del estado. Cuando una persona asume responsabilidad para los cuales no tiene credenciales podemos perfectamente tipificarlo como un acto de corrupción. Cuanto daño se le puede hacer a la gestión del gobierno revolucionarios cuando personas sin ética asumen la conducción de tareas para los cuales no están capacitados. Con ello se entorpece la gestión de gobierno y se engañan los principios éticos que deben regir la actuación del hombre público.
La lucha contra la corrupción es de todas las horas del día. No debe haber tregua en ese esfuerzo para combatirla. Es, sin duda, una misión difícil y de la misma nadie debe marginarse. Todos debemos incorporarnos con una conducta ética y moral inquebrantable para batirla como arma poderosa donde quiera que se haga necesario para destruir ese morbo que entorpece y destruye sin contemplaciones de índole alguna, esperanzas de cambio, de transformaciones hacia estadios de mayores satisfacciones y felicidades para los pueblos.
Nuestro comandante Presidente, ha sido un adalid (guía) en la vocería de muy alto tono para enfrentarla y castigarla con todo rigor. En esa dirección hay que marchar le ha dicho a todo su equipo de gobierno de manera persistente, firme, sin vacilaciones y sin importar dónde y quienes sean los que la manejan y la estimulan. Ciertamente no ha perdido ocasión para exigir, además, la mayor atención y el mayor rigor a todos los ciudadanos de este país para que se mantengan vigilantes y muy atentos para impedir que aquellos que han decidido cabalgar en esas condenables desviaciones, exigiendo y cobrando comisiones aquí o allá, hagan de las suyas.
“La lucha anticorrupción es una prioridad si queremos preservar la revolución, única opción que nos permitirá llevar a este país, lo reitero con la mayor convicción, hacia su mayor progreso y bienestar.” Palabras de nuestro Comandante, Hugo Chávez Frías.
Su camarada y amigo.
Wladimir Pineda R.
Militante del PSUV. Parroquia El Sagrario Municipio Libertador del Estado Mérida.
Mérida, 28 enero 2011
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