El artista comprometido y su chepa (en la que hay sitio para todos)
El artista comprometido no es tu prostituta.
La revolución no está reñida con la higiene, con la salubridad tampoco. Llevar y pertenecer a un grupo de música independiente cuesta, a veces tanto que a uno le dan ganas de tirar la toalla y volver a la cómoda sencillez de ser público y audiencia. Cuesta todavía más si las letras de tu grupo pueden ser consideradas revolucionarias o simplemente de izquierda. Por un lado la derecha rancia se encuentra siempre al acecho, por otro, desde la izquierda las críticas apuntan en la dirección más trapacera: están expectantes para que cometas cualquier error y así colgarte la etiqueta de «vendido». Se trata de un deporte nacional en la izquierda transformadora de este país: competir a ver quién la tiene más grande. Uno de esos errores imperdonables puede ser cobrar por tocar en un concierto o llevar unas Adidas. Las hordas de envidiosos de vida completamente insulsa y un enorme complejo de artista fracasado, escudriñan con lupa y prismáticos hasta el más mínimo detalle, analizan cada movimiento en busca de fallos, grietas, una palabra o frase fuera de tono… con el fin ulterior de lapidarte y demostrar así que ellos son los únicos, puros y verdaderos revolucionarios. Claro está, siempre desde el anonimato que otorga ser público y no artista y el confort de un foro de internet, o desde el cinismo de aquel sólo pretende salvar su culo y le jode que algunos pretendamos salvar el mundo, su culo incluido.
Abrir la boca para opinar resulta de lo más barato, hacerlo con propiedad conlleva cierto proceso de aprendizaje. Algunos piensan que ser marxista implica convertirse en un ermitaño que cultiva sus tomates, fabrica sus propias sandalias y rechaza el dinero por norma, pero eso no es marxismo es hippismo del más rancio o primitivismo social, esto lo sabrían si leyeran a Marx, Lenin o Rosa Luxemburgo y no El País, que tilda de antisistema a todo aquel que lleve el pelo largo y un piercing en la nariz. Como para ellos el hip hop se viste y no se piensa o se siente, opinan que el marxismo también se viste y responde a cuestiones puramente estéticas como llevar una camiseta del Che y hacerse rastas. Sería pertinente señalar que en todo El manifiesto comunista nunca se abordaron cuestiones tan banales como el tipo de ropa, de calzado o de peinado que un buen marxista debería poseer. Tampoco la literatura marxista que analiza el arte comprometido y su relación con la política transformadora -véase Walter Benjamin o Bertolt Bretch- sentenció nunca que el artista revolucionario tuviera que trabajar gratis. En esta línea, hacemos nuestras las palabras de Mao Tse Tung cuando afirmó en 1942 que: “En el mundo actual toda cultura, toda literatura y arte, pertenecen a una clase determinada y están subordinados a una línea determinada. No existe, en realidad, arte por el arte, ni arte que esté por encima de las clases, ni arte que se desarrolle paralelo a la política o sea independiente de ella. La literatura y el arte proletarios son parte de la causa de la revolución proletaria en su conjunto; son, como diría Lenin, engranajes y tornillos del mecanismo general de la revolución.” Dios nos libre de la perogrullada de compararnos con Sergei Eisenstein pero podemos asegurar que cobró honorarios cuando el gobierno soviético le encargó filmar el colosal proyecto de la revolución de Octubre. Lo mismo podríamos decir de escritores como Jean Paul Sartre y Eduardo Galeano o de músicos como Public Enemy o RATM, se dedican en cuerpo y alma a la causa, pero eso no significa que vayan a ir a tocar a tu local gratis para que pilles speed.
No faltará quien nos responda que nuestra condición de músicos nos reporta un trabajo no alienante que hacemos con gusto y que por tanto debemos ofrecer nuestro arte de forma altruista a unas masas que todo lo pueden, que suficiente pago es viajar, beber gratis, conocer gente y recibir los aplausos de un público entregado al fervor revolucionario. Ese es el lado bueno, la cara bonita y gratificante que disfruta el músico independiente, además se liga bastante, pero como diría Obi-Wan Kenobi, el reverso oscuro de la fuerza se encuentra siempre al acecho. Un reverso que se manifiesta cuando después de hacerte 600km por la causa te ofrecen para dormir el suelo de un local y después de llevarte allí a las 6,30 de la madrugada, te despiertan a las 11,30 por que tiene que venir la asistenta (probablemente una ecuatoriana sin contrato) a limpiarles el local. Después en el camino de vuelta, durante los 600 km de regreso, repasas mentalmente el ideario marxista por si en alguna obra Marx, Engels o Lenin se apuntara la necesidad imperiosa de que todo revolucionario debe dormir poco y hacerlo en el suelo en aras de la causa. O cuando vas a una okupa y sencillamente no puedes ofrecer en condiciones tu espectáculo porque el equipo de sonido se limita a dos altavoces de cadena y se carece de monitores, mesa de control o si quiera la más triste de las iluminaciones. Entonces metes 400 personas a las que se estafa abiertamente ya que han pagado una entrada para ver un concierto, con todo lo que ello implica, es decir, una serie de condiciones técnicas mínimas. De esta forma los organizadores obtienen ingentes beneficios destinados a su causa concreta (a veces no tan concreta y más bien difusa) pero tú ni si quiera puedes disfrutar en el escenario dadas las precarias condiciones en las que se produce el evento: el grupo no es ni para hacerse rico ni para padecer, sencillamente lo tenemos para disfrutar, y cuando no puedes ni si quiera ofrecer una actuación en condiciones óptimas por que salta la aguja o no te escuchas porque se carece de monitores, ya sólo padeces y eso no mola. O cuando te han prometido X cantidad de dinero, el recinto está lleno y te dicen que no han conseguido toda la pasta. Después te toca dormir en los sofás y sillones ruinosos de una planta baja llena de mierda y polvo, a 0º grados centígrados y sin calefacción, ni si quiera unas mantas con las que taparte. Al menos haces piña con el grupo ya que el calor corporal se convierte en la única fuente calorífica, cualquier día la cosa termina en orgía…
Lo más gracioso es que te habían prometido un modesto hostal al que se va el grupo telonero (ese que hace ruido mientras la gente habla y hace cualquier cosa menos prestarles atención) porque no hay habitaciones suficientes para todos. Luego claro, en el camino de regreso a casa (cerca de 500km de carretera) el coche huele a perro muerto porque cuatro tíos como pinos no han podido ducharse y cuando te para la guardia civil en un control rutinario te dicen: «joder qué pestazo tendría que multaros sólo por cómo huele el coche, ¿de dónde coño salís?». O cuando después de hacerte 700 km en apenas 24 horas para tocar en un evento completamente solidario, un listillo que ni si quiera ha pagado entrada por un espectáculo que tú como artista le ofreces de forma altruista y además mete su bebida comprada en Carrefour para no colaborar con la barra (única fuente de ingresos destinada a la causa), te espeta que eres un vendido o poco menos que un hipócrita porque tu novia te ha regalado unas Adidas y cometes la herejía de salir con ellas al escenario. Claro, él con su cartón de vino y su camiseta de anarkía y cerveza fría, es el verdadero revolucionario, nosotros los vendidos: comednos la polla. A veces incluso sucede que después de hacerte 500 km y le preguntas a uno de los organizadores por los platos para montar el equipo y aparece con un platillo de batería, de los que hacen chis! lo que en musicología se conocen como charles. Entonces es cuando no sabes si reír o llorar, nosotros nos reímos durante días pero obviamente hace que te replantees muchas cosas a la hora de cerrar las próximas actuaciones y como suele ocurrir en estos casos, terminan pagando justos por pecadores.
Sí, llevamos adidas, cobramos por los conciertos y nos gusta el cava catalán de calidad y buenos puros habanos. No sólo eso, además la música que hacemos la producimos con ordenadores cuyo sistema operativo fue diseñado por magnates capitalistas como Bill Gates o Steve Jobs, dueños de poderosas empresas multinacionales. Por si fuera poco esos ordenadores los compramos en grandes superficies comerciales tales como Carrefour, Fnac o Media Markt (porque yo no soy tonto), templos del consumismo y del ocio alienante que explotan a sus trabajadores de forma permanente. Para más guasa utilizamos teléfonos celulares en nuestra vida diaria, lo cual indica que tenemos algún tipo de contrato o relación comercial con alguna de las corporaciones de telefonía móvil que todo el mundo conoce. ¿Tú no verdad? Tú eres tan revolucionario que te comunicas mediante señales de humo y código morse. Hacemos la compra semanal en Mercadona, bebemos ginebra de marca e incluso para desplazarnos a los conciertos, lo hacemos sobre ¡un coche! Probablemente fabricado por una conocida multinacional automovilística, de esas que han sido salvadas por súper ZP con el dinero de todos los españoles. Durante el trayecto aunque pueda resultar increíble, quemamos combustible y por tanto contaminamos la capa de ozono, si te sale un cáncer ya sabes a quién echarle la culpa. Pero no sufras, en nuestro afán por ser los más auténticos y los más puros ideológicamente, hemos diseñado un plan de trabajo y una serie de medidas de choque que harán las delicias de los megarevolucionarios más puristas:
- Víctor que es informático, está diseñando un satélite espacial para que podamos hacer nuestras llamadas de móvil sin tener que pasar por Vodafone, Orange y demás alimañas capitalistas. En breve lo pondremos en órbita, lanzado al espacio con carburante limpio como son las cáscaras de almendra. Estamos trabajando también en el diseño de un móvil que no contenga ni litio ni coltan ni cables ni circuitos internos que alberguen piezas fabricadas en algún país capitalista.
- El problema del coche también lo hemos solucionado, a partir de ahora nos desplazaremos a tu ciudad en bicicleta. Tardaremos un poco en llegar pero oye, luego no podrás echarnos la culpa si te sale un cáncer. Los gastos de dietas, hospedaje y demás que se produzcan a lo largo de la travesía, los pondremos a tu cuenta claro. Luego no digas que cobramos mucho, como es lógico no vamos a pagar nosotros las comidas y las cenas por ir a tocar a tu ciudad.
- Cuando se acerquen nuestros cumpleaños o lleguen las navidades, informaremos a nuestros familiares, novias y amigos de que no se les ocurra regalarnos unas zapatillas de marca, un mp3, una colonia u algún otro gadget u objeto de consumo completamente innecesario para un militante revolucionario. A partir de ahora sólo aceptaremos balas de kalashnikov, goma 2 y libros de Marx y Engels, siempre y cuando se trate de un montón de fotocopias pirateadas, nada de dar dinero a la Fnac o a la Casa del libro.
- El tema alimenticio ya está solucionado, hemos plantado en nuestros respectivos balcones, un huertecito de lo más mono, todo natural, sin aditivos ni conservantes. Toni cultiva patatas, Nega tomates y Víctor lechugas. El cierre y colapso de Mercadona es inminente. ¡Venceremos!
- En la cuestión técnica todavía estamos trabajando, pero tarde o temprano daremos con la solución para poder dar conciertos sin micrófonos, altavoces y mesas de sonido fabricados por empresas capitalistas. Estamos en contacto con el gobierno nordcoreano para ver si nos puede facilitar equipo de sonido exento de mano de obra alienada.
- ¿Todos sabemos ser demagogos verdad?
El problema es que algunos olvidan que vivimos bajo condiciones de producción capitalistas y que el capitalismo genera contradicciones, la principal de ellas capital-trabajo, luego existen otras tales como que salgamos con zapatillas adidas o la música la generemos con ordenadores fabricados por corporaciones multinacionales. El satélite lo pondremos en órbita pero de momento a la cueva no nos vamos. Eso lo sabrían si en lugar de beber tanto calimocho leyeran algo de la causa. La causa es mucho más que llegue el fin de semana y los grupos que te molen vayan gratis a tu ciudad para que tú no pagues entrada y así puedas agarrar un buen pedal. Así que ya lo sabéis, el que quiera ver a Los Chikos del Maíz, que los pague. El que no tenga dinero para contratarlos ni en su vida ha organizado un concierto y piensa que organizar un evento musical es sólo tener el sí de un grupo solidario que lleve a los punkies de su barrio u organice rifas sorteando un jamón.
Por supuesto y si se trata de obtener beneficios para determinado colectivo o proyecto de carácter solidario, no dudaremos nunca en poner nuestra música al servicio de la revolución o la emancipación de los pueblos y la clase trabajadora, siempre y cuando el concierto se pueda ofrecer en unas mínimas condiciones técnicas y sanitarias y que no tengas que hacer tus necesidades en la montaña con miedo a que una bestia salvaje te muerda las pelotas en la oscuridad, no tiritemos de frío porque no hay calefacción mientras intentas dormir, puedas ducharte al día siguiente y dispongamos de monitores para poder ofrecer el concierto en condiciones meridianamente óptimas, en otras y clarificadoras palabras: que el concierto con todo lo que implica (alojamiento, condiciones sanitarias, dietas, etc) sea DIGNO. Y no sean algunos tan estúpidos y falaces de equiparar dignidad con aburguesamiento, sería patético. A la revolución sí, a pie o en un dos caballos si es preciso, pero mientras llega y buscamos las fórmulas y apretamos los resortes adecuados, al artista comprometido se le debe tratar con dignidad, el que no lo hace se convierte en el más hipócrita de los explotadores, por mucho que se disfrace de abraza-causas y por mucho calimotxo barato que venda en barra.
Nos vemos el sábado 22 en Valencia, en el acto de apoyo al pueblo saharahui, concierto destinado a recoger fondos para los jóvenes saharauis acampados en la plaza del Temple desde hace más de un mes. Trae un euro solidario para su caja de resistencia.
Los Chikos del Maíz, los que ya no tocan gratis para que pilles Speed (y sí para causas concretas y solidarias, pero también dignas en su composición).
Faluya, a 10 de enero de 2011 (año del conejo y de Pasión de Talibanes).
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