martes, 8 de marzo de 2011

Los ochenta del PCV


Escrito por Jerónimo Carrera

Prácticamente es toda Venezuela, o al menos la parte pensante de nuestro siempre joven país, y lo digo sin ninguna intención aviesa, la que está enterada de un hecho bastante significativo, como sin duda lo es el octogésimo aniversario de uno de nuestros partidos políticos más conocidos: el Partido Comunista.

En efecto, este recién comenzado año 2011 tiene la particular significación de ser el de los 80 años de haber aparecido en nuestro país un partido político, pues hasta entonces aquí no se permitían organizaciones del tal naturaleza, y las que existieron en el siglo anterior, de conservadores y liberales, ya habían desaparecido hacía mucho tiempo.

Comenzando el siglo petrolero, cuando el loco Cipriano Castro entregó las primeras concesiones a empresas británicas y yanquis por intermedio de algunos de sus amigos favoritos, nuestro país comenzó a cambiar. Así caímos en las manos –mejor dicho las garras- del carnicero de La Mulera, Juan Vicente Gómez. Todo esto sin partidos políticos. Hasta que en 1928 los estudiantes en Caracas se alborotaron, y apareció con ellos un poeta, Pío Tamayo, que de un periplo suyo por las Antillas y Panamá nos trajo ideas de las que sembraba por el mundo la III Internacional. Organismo muy singular, inspirado por Vladimir Ilich Lenin un par de años apenas después del triunfo de los bolcheviques en Octubre de 1917 en la vieja Rusia.

De allí surgió, pasando primero por los calabozos horrendos de la vieja cárcel de La Rotunda, en el centro de Caracas, y luego tras una larga temporada en las bóvedas del llamado Castillo Libertador en Puerto Cabello, un partido político de nuevo cuño, el Partido Comunista de Venezuela.

Podríamos decir que esos fueron tres años de embarazo, y luego vino lógicamente, el parto, un día 5 de marzo de 1931, el cual tuvo lugar en Caracas, con una primera célula, naturalmente en plena clandestinidad.

Una clandestinidad total, la cual no impidió que poco después aquellos valerosos integrantes de esa primera célula fueran a parar a unos calabozos gomecistas. Pero casi simultáneamente aparecieron otras células, en el Zulia, en Lara, y en mi oriental Cumaná. Todas clandestinas. Así pues, nació el PCV sin un Congreso ni una Conferencia, como es habitual en otros países y también acá en Venezuela para fundar un nuevo partido.

Un nacimiento muy singular, en un país donde no había ningún otro partido político, fue una auténtica hazaña de aquellos pocos muchachos. Y todo ello en las barbas mismas de los imperialistas.

Justo al finalizar la II Guerra Mundial, gracias al papel que en esa guerra tuvo la URSS y al aporte que a ésta le dieron los ya miles de comunistas venezolanos, el PCV fue legalizado en octubre del año 1945. Pero no por largo tiempo, puesto que fue ilegalizado de nuevo en mayo de 1950 por una nueva dictadura militar-petrolera.

Así han transcurrido estos ochenta iníciales años del PCV, escuela primaria para muchos políticos venezolanos. Siempre a la vanguardia, con un espíritu internacionalista inspirado por el marxismo-leninismo, un patriotismo bolivariano, y ligado a la clase obrera como su fuente vital. En fin, un auténtico partido de vanguardia.

P.S.- Acabo de regresar ahora mismo de una sabrosa semana por nuestro siempre inspirador Oriente venezolano. La semana próxima pienso poder escribir una OPTICA al respecto. Por ahora, mis saludos y agradecimientos a esos camaradas tan luchadores. ---

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