CARACAS, 13 ABR. 2011, TRIBUNA POPULAR TP Nº 188/Editorial.- Las y los trabajadores –en particular la clase obrera–, tienen las herramientas para asumir este 1º de mayo combativamente y desde una perspectiva clasista.
Hay pretensiones –de larga data– de reducir, difuminar, diluir e incluso negar el papel histórico de la clase obrera para la revolución, intentando sustituirla por conceptos como “pueblo”, “masas” y “multitudes”, cual si fueran sinónimos.
La Tesis 47 del Proyecto de “Línea Política del PCV”, dada a conocer en el marco de las conmemoraciones por el 80º Aniversario del Partido Comunista y que constituye un eje central de las discusiones del 14º Congreso comunista, señala que la clase obrera es “la fuerza motriz de vanguardia en torno a la cual debe construirse la alianza de clases necesaria para avanzar por la senda del socialismo. (…) dada la posición que ocupan en el proceso productivo, las y los obreros no sólo son los más interesados en llevar las tareas revolucionarias hasta sus últimas consecuencias, sino que son además quienes están en las mejores condiciones objetivas para impulsar desde el propio corazón de la economía la transición hacia las nuevas relaciones de producción.”
Seguidamente, el PCV alerta que “La clase obrera venezolana todavía tiene que fortalecerse, organizarse, unificarse y avanzar más en el desarrollo de su conciencia clasista, para estar en condiciones de colocarse al frente de la revolución y conducir al resto del pueblo en la lucha por construir el socialismo. Mientras esta clase no esté en condiciones de jugar su papel dirigente, el socialismo será sólo una aspiración noble pero irrealizable o una figura retórica en los discursos y consignas.”
Es imprescindible que, en el marco de este 1º de mayo, la clase obrera –a la cabeza del conjunto de las y los trabajadores– se movilice masivamente con banderas de autonomía clasista, por el fortalecimiento de sus organizaciones sindicales, por la constitución de los Consejos de Trabajadores y la aprobación de su Ley Especial, por la aprobación de la nueva y revolucionaria Ley Orgánica del Trabajo, por la defensa de la salud y la vida en los centros de trabajo, por el fortalecimiento del papel de las y los delegados de prevención, por un nuevo modelo de gestión basado en el control obrero y social sobre la producción, administración y distribución de bienes y servicios.
En este marco, es fundamental avanzar en el proceso de unidad sindical, mediante el fortalecimiento de la más representativa central clasista, la Unión Nacional de Trabajadores y Trabajadoras (UNETE), rechazando las intenciones grupusculares de dividir al movimiento obrero y sindical para crear un feudo en el cual asarse en su propia salsa.
El PCV, reivindicándose como destacamento de vanguardia de la clase obrera, ha aportado varios instrumentos que en lo táctico y en lo estratégico pueden guiar –no por decreto sino por conciencia política– las próximas batallas, teniendo en cuenta que “la actual fase del proceso, más allá de sus límites, problemas y dificultades, ha constituido y constituye un escenario que abre oportunidades y posibilidades para avanzar.”
La elevación cualitativa de la clase obrera es para “acumular fuerzas y avanzar en la dirección de convertirse en vanguardia del proceso revolucionario, condición indispensable para derrotar la hegemonía del capital y adelantar la construcción del Socialismo.”
¡Ahí está el reto y el compromiso!
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